7.14.2012

MAKOKU


 (todas las imagenes han sido tomadas de la web de koprbooks)

MAKOKU - VV.AA.
Edita KOPRBOOKS
80 páginas, formato 19cm x 21cm, color, tapa blanda.
Más información: http://www.koprbooks.org/

PRECIO: 15.00€


Los proyectos son como los organismos: nacen, crecen, se reproducen y mueren. Por más que tengamos un plan de trabajo bien estructurado o una meta clara, casi nunca contamos con accidentes, eventualidades o adversidades que podamos encontrarnos por el camino. Entonces los proyectos mutan para poner seguir "creciendo", aunque crecer no sea el objetivo.

A lo largo de este segundo año de BdF hemos tenido experiencias gratificantes y otras no tanto. Es parte del proceso. Quizá la más agradable haya sido poder participar en el CRACK Festival de Roma - hablaré de ello en la última entrada de la temporada- lugar donde nos hemos encontrado a diferentes colectivos que llevan una buena tanda de años produciendo zines y libros a pesar de los complicados contextos sociales en donde se gestan.  Colectivos que a pesar de no pertenecer a un circuito estrictamente comercial se organizan para llevar a cabo sus propuestas gráficas no solo en el papel sino también a través de eventos. 


La praxis contra la precariedad económica y mental. De eso se trata. Las imagenes que producimos, ya sean estas un cómic o un cartel, en un sentido profundo, responden a nuestros procesos sociales diarios y, por tanto, son reflejos de la manera de pensar -y comprender la realidad, claro- de la sociedad donde vivimos. Por más "autores" que seamos, la realidad externa nos guiña el ojo cuando una imagen se materializa. Por lo tanto: Gráfica = Política. 

La gráfica evoluciona como evoluciona nuestras costumbres sociales. Ahí estan las tendencias y la moda para demostrarlo. Solo que si no se tiene conocimiento de este proceso, del "de donde procede", casi cualquier cosa puede ser catalogada como novedad. Cuando no entendemos el pasado (la tradición de ciertas escuelas populares o institucionales, como Bauhaus, por ejemplo) es más fácil caer en la tonteria, en un espectáculo vacuo sin trasfondo, somos engañados  por la imagen. Entramos en la dictadura de lo bonito. De eso se trata el aparato cultural: mientras que autores occidentales (re)crean una tradición ajena poco conocida, las sociedades absorbidas (re)presentan versiones de la cultura hegemónica. De eso se trata: destruir la evidencia, construir un nuevo mito.

Esto se evidencia mucho en la música y en la comida (si ahora le llaman comida de autor o diseño gastronómico). 


KOPRBOOKS (KOPR, abreviatura de trabajo en cooperación en checo) es un proyecto de editorial artesanal -ellos estampan y encuadernan- de libros 100% gráficos con base en Praga y que, como todo proyecto, ha pasado por diferentes eventualidades. Hoy Koprbooks esta mutando, aunque nos han dejado algunos interesantes títulos.


MAKOKU: malá komunální kucharka, pequeño libro de cocina comunal, no es un recetario a la antigua donde incluyen diferentes platos. El proceso de cocinar muchas veces se asemeja al acto de la interpretación, conocemos los elementos, conocemos las proporciones, pero pocas veces encontramos dos tortillas de patatas iguales (a menos que sean de supermercado). La historia de la cocina en cada sociedad también se asemeja a su historia en la gráfica, van mutando según los recursos y posibilidades técnicas de cada familia y muchas veces la información se transmite en un pequeño sector.


MAKOKU tiene de todo aquello. Los platos y sabores que desprenden parte de la subjetividad sus participantes, tienen la sazón de cada autor, quienes interpretan un plato checo o de alguna otra parte del mundo. Dora Cancikova, por ejemplo, remite su experiencia culinaria en Perú, mientras que Darja Cancikova hace lo propio con sus recuerdos en Rusia.


En este punto es cuando esas "traducciones" culturales se hacen latentes. Formas e ideas de diferentes culturas hacen fusión para transformar y renovar la tradición, a partir de las variaciones subjetivas de cada autor acerca de temas comunes.

La idea de tradición estática se rompe, ese es el molde del mainstream, de las leyes estéticas que impone un mercado, a favor de una tradición dinámica, presta a crear vínculos y redes entre diferentes individuos que no tienen que pertenecer necesariamente al mundo gráfico. Este quizá sea una tarea olvidada en la escena local: la gráfica debería  representar más la vida de la gente e ilustrar menos un producto. El hecho de que MAKOKU esté en checo hace que aquellos que no controlan el idioma, como yo, nos perdamos esta otra mirada dentro del libro. Martin Kubat no plantea ilustrar una receta, la subjetividad del autor deja paso a la subjetividad del individuo, sus ilustraciones parten de encuestas a criminales sobre lo que han comido antes de cometer su crimen, o la sensación que puedan tener al probar el curry, por ejemplo. 


Pero bueno, a todos aquellos que no leamos checho tampoco nos preocupara ya que MAKOKU es un libro que se come con los ojos, sobretodo.